sábado, 2 de abril de 2011

Ficha auxiliar para el estudio de "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha"

RENACIMIENTO Y SIGLO DE ORO


Las instituciones y los ideales característicos de la Edad Media comienzan a decaer después del 1300, surgiendo, en su lugar, nuevas formas de concebir la sociedad, de ver el papel del hombre frente al conocimiento, frente a sí mismo.  Estas nuevas concepciones identifican una edad histórica que se extiende desde el siglo XIV al XVI, aproximadamente, y a la que se ha dado  el nombre de “Renacimiento”.
Esta época, tan malamente bautizada ya que su nombre alude únicamente a la revitalización de los ideales grecolatinos y, realmente, entraña mucho más, abarcó un número impresionante de realizaciones en todos los campos del saber e incorpora, fundamentalmente, un nuevo ideal de conocimiento: el humanismo.
El mismo término humanismo se llena para nosotros  de resonancias vagas e imprecisas y normalmente lo aplicamos en referencia a la preocupación por los problemas del hombre, aunque para los habitantes de la época implicó el convencimiento de que sólo la educación basada en la lectura de los clásicos, en el conocimiento de la historia y en la preocupación por todas las inquietudes intelectuales, podía dotar al hombre de una conducta pública y privada que atendiera, al mismo tiempo, a la elevación personal logrando el goce individual como, asimismo, al bienestar de la comunidad.  El humanismo reúne pues, en sus aspiraciones y en sus logros, la destreza literaria, la erudición histórica y la sabiduría moral.
A modo de resumen, el Renacimiento se nos plantea como un cambio profundo en las instituciones e ideales que primaron en la Edad Media, como un ingreso a la modernidad que implica la imagen de un hombre que se siente centro del universo, de un hombre que gusta de la singularidad, la sensualidad, el gozo de vivir, que tiende a la idealización lo que no le impide el cuestionamiento a los dogmas, que se siente pasión por la naturaleza y que orienta todo ese caudal conceptual y emotivo hacia su representación mediante el lenguaje y el arte.
España que desarrolla un tipo peculiar de Renacimiento, dado sus mezclas étnicas y religiosas, ingresa al mismo a partir del reinado de los Reyes Católicos, que marca una profunda línea divisoria entre la época medieval y la modernidad inaugurada por la concepción renacentista.
Dentro de ese movimiento europeo general, llamamos Siglo de Oro a la extensa época (verdaderamente casi dos siglos, XVI y XVII), durante la cual las letras y las artes conocen en España un inigualado esplendor, Esta época coincide con el auge del poderío español, y va presentando, sucesivamente, características resultantes de las vicisitudes por las que va pasando dicho poderío.


NOVELAS DE CABALLERÍAS

Es en el Renacimiento cuando ese género tan medieval en espíritu y expresión alcanza su más alto grado de proliferación.  En 1508 se publica en Zaragoza el primer libro de caballería impreso, el “Amadís de Gaula”, y a partir de ese momento ese tipo de novelas se convirtieron en el entretenimiento de todas las capas sociales, realidad esta que se refleja en el mundo ficcional que transita Quijote, en el que gran parte de los personajes tienen conocimiento de dichos libros.
El “Amadís” es la puerta con que se abre un nuevo género literario, porque adapta y nacionaliza la materia caballeresca, porque crea un caballero símbolo del más noble ideal del enamorado y porque, a partir de su mismo argumento, o siguiendo las técnicas narrativas, se crea un buen número de libros de caballería posteriores.
La estructura narrativa de estos libros es prácticamente igual en todos ellos: el caballero que es joven y hermoso, amén que hijo de reyes o padres nobles, enamorado de una distinguida señora sale en busca de aventuras, corriendo grandes peligros, enfrentándose con rivales reales.



UBICACIÓN DE CERVANTES Y DE SU NOVELA “EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA

Protagonista de dos momentos históricos tan diferentes la España que segura y ensoberbecida se lanza a la aventura imperialista y la España que, vaciada por dentro, comienza a sentir el gusto de la derrota y la miseria.  Cervantes refleja en su propia vida estos  avatares político-económicos.  Al soldado que lucha heroicamente en Lepanto y Argel sucede el recaudador de impuestos, el escritor que debate en la miseria.
Cuando se escribió el Quijote (1605-1615) el mundo real no respondía en nada al planteado en la novela de caballería; los caminos estaban vacíos de héroes y, en su lugar, allí estaban los pícaros venteros, prostitutas, mercaderes cuyo código de honor  era la obtención, de cualquier manera, del nuevo valor: el dinero.
La novela recreará esa tremenda tensión entre la realidad presente y ese mundo heroico evocado.
La desilusión, transmitida a través de la ironía, es un elemento básico de la novela, aún cuando el humor acuda en ayuda del escritor y el lector.

ESTRUCTURA DE LA NOVELA   1ª PARTE 1605

Comprende esta parte una dedicatoria al Conde de Lemos, un prólogo, una colección de poemas laudatorios, y la narración propiamente dicha, articulada en 52 capítulos.
La parte narrativa se estructura en torno a las dos salidas del héroe: la primera, precedida por la creación del personaje (Alonso Quijano-Quijote), lo lleva hasta una venta donde es armado caballero, de retorno de la cual tiene las dos únicas aventuras de esta primera parte.
En este momento de la narración se fijan ya las normas de la “locura” del personaje, su ansiedad de “vivir la literatura”, y la prescindencia de los datos que la realidad le aporta, así como los altos  fines que busca lograr con su acción.
La segunda salida es precedida por un capítulo en el que cura, barbero y ama, registran y queman gran parte de la biblioteca del hidalgo, en la confianza  de que eliminando las causas (libros de caballería), cesará el efecto (locura).  A partir de esta segunda incursión don Quijote estará acompañado por Sancho, su fiel escudero, lo que permitirá al autor la confrontación entre dos puntos de vista tan dispares, el uno cargado de todo aquello que la literatura ha puesto en su interior, el otro directamente vinculado con lo real.

SEGUNDA PARTE  1615

Entre la publicación de las dos partes del Quijote aparece una novela del mismo nombre firmada por Alonso Fernández de Avellaneda, en el año 1614.  Probablemente la aparición de esta apresuró la publicación de la obra de Cervantes, y determinó el final de la misma, la muerte del personaje, para así evitar una nueva apropiación.
Esta 2ª parte contiene también una dedicatoria al Conde de Lemos, un prólogo al lector, y los 64 capítulos de la novela.  Una sola salida
Ocupa toda la narración y en los primeros capítulos que ofician como preparatorios, aparece el verdadero antagonista de Don Quijote, al bachiller Sansón Carrasco, quien intentará devolverlo a la cordura obligándolo a abandonar la caballería en dos oportunidades: como Caballero de los Espejos es vencido por Don Quijote; como Caballero de la Blanca Luna lo vence y lo obliga a retornar al pueblo.
La primera parte de la novela ha ofrecido un reconocimiento objetivo a esta forma de automaduración que produce el sucederse de las aventuras; ahora Don Quijote está seguro de sí mismo: él es lo que se ha hecho a sí mismo, y es, gracias a la circulación de la novela, un personaje.
Don Quijote habla y actúa de forma que enriquece y perfecciona los rasgos del personaje, con digna conciencia.  También su lenguaje se ha hecho más seguro y uniforme.






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